sábado, 5 de septiembre de 2009

Soy un desastre

Lo sé... suspendí...diré en mi defensa que en ese examen, aunque hubiese estudiado mucho más, no hubiese podido hacer nada. No fui a las suficientes clases de esa mujer (a la que odio con pasión).
Por suerte, ya lo arreglaré con morfología.
Hoy tampoco me veo con ánimo de escribir aquí mis miserias, así que vuelvo a recurrior a la táctica de pegar trozos de historias mias sueltas.


******

“Pero que putada… ¡A la derecha, dijo el muy hijo de puta!”
Pensó Adolf, dando otro giro, flotando sobre aquella nube rosada con forma de corazón que comenzaba a sacarle de quicio.
Cuando uno se muere y, por lo general, ha procurado llevar una vida llena de maldad e insidia, por lo menos se espera que la nube sobre la que su alma se aparezca tenga forma de calavera… Que poca decencia.
Tras una vida de cerca de cincuenta y tres años consagrada al mal y a la conquista mundial, había muerto por un simple accidente de tráfico.
¡Cómo se reirían de él en el infierno!
Y lo que era aún peor, parecía ser que no estaba en él. De momento, lo único que le permitía ver su miopía galopante era un cúmulo rosado y esponjoso a centímetros bajo él. Buscó a tientas con esa mano en forma de garra típica de los grandes genios del crimen entre la nube más cercana sus gafas con montura de plata y grandes cristales graduados que hacían parecer sus ojos dos diminutos puntos brillantes en el fondo de las amoratadas cuencas.
Al llevárselas al fin al rostro pudo constatar lo que creía.
Sí, la puñetera nube tenía forma de corazón.
Y sí, al parecer, estaba flotando a la deriva sobre un mar rosado y esponjoso, con una temperatura agradable, ni muy fría, ni muy cálida.
Mierda, estaba en el cielo.
Se enderezó, emprendiéndola a bastonazos (Un bastón con un emblema de águila bicéfala cuyos (cuatro) ojos eran sangrientos rubíes encendidos… “Tipical evil”, como no) contra la nube-corazón hasta reducirla a virutas que, para su profunda desilusión, tomaron forma de conejitos.
Comenzó a dar torpes brazadas por aquella atmósfera perfumada, dispuesto a presentar una reclamación ¿Qué clase de ángel deficiente mental había sido capaz de cometer un error en el registro precisamente con ÉL?
Pero se iba a enterar, oh sí, cuando él llegara hasta aquella puerta de oro resplandeciente que se divisaba al final de esa nube…
La puerta debería haberle impresionado, con sus quince metros de altura y barrotes de oro macizo esculpidos con infinidad de hermosas representaciones de ángeles con arpas y túnicas, no obstante y a pesar de estar bien muerto, la mala leche aún fluía por su decrépito ectoplasma y la vena del fantasmal cuello había alcanzado un volumen que hacía a los angelicales transeúntes apartarse de su paso temiendo la inminente explosión.
Llegó a una especie de mostrador en la que un hombre con una larga barba plateada y una túnica blanca le sonreía con condescendencia.
-Bienvenido al paraíso ¿Qué le sucede, hermano?
-¿Cómo que qué sucede? ¿¡QUE QUÉ SUCEDE?! ¡Míreme! ¿Tengo pinta de Teresa de Calcuta?
Espetó, llenando de perdigones de saliva al paciente angelote.
-Oiga, siento que haya tenido una mala muerte, pero…
Adolf había comenzado a quitarse la chaqueta y ponérsela por la cabeza, a manera de velo de la virgen, a quitarse las gafas y la dentadura, dejándole la boca laxa y flácida, con el labio superior con un cierto aire simiesco.
-¿Me pfadezco, eh? Podfque yfo difia que nof…*
El hombre, en cuya plaquita dorada sobre el pecho se podía leer “San Pedro”, se colocó bien las gafas con el dedo índice y una ceja alzada en signo de irritación. La vena del cuello de Adolf no era la única que se estaba hinchando.
-Mira, viejo de los cojones ¿Te crees que lo tuyo es malo? Yo llevo aquí desde los albores de los tiempos controlando a todo fiambre que haya palmado alguna vez sobre esta jodida tierra. Sin vacaciones, sin Navidad, sin aumento… Y sin hablar de la decoración del entorno laboral… Y no sabes qué clase de cosas tengo que aguantar, como las típicas preguntitas de “¿Aquí los domingos se va a misa? Porque estoy hasta los huevos” o “¿Aquí se folla?”, que suele ser la favorita de las monjas de clausura…
Adolf le miró, aunque realmente, con las gafas en las manos, llenándose de saliva en su proximidad a su dentadura postiza, sólo podía apreciar un borrón tornándose cada vez más rojo. Tenía la extraña sensación de que, con todo lo que su madre le había regañado de adolescente, el bando del mal tampoco había sido una tan terrible elección…
Se quitó la chaqueta de la cabeza en signo de respeto al apóstol, o quizás por compasión.
-Verá, es que yo soy del mal…
-Pues su nombre viene en la lista… serán cosas de su abogado…
Masculló San Pedro, carraspeando y haciendo como que ordenaba el listado de entrada, disimulando su momentánea pérdida de control.
-¿Abogado?
Repitió Adolf, sintiéndose desfallecer. Incluso entre los de su bando tenían mala fama. Empezaba a intuir de donde provenían los problemas con el envío de su alma…
Una vez tuvo uno especialmente inútil en vida…
Lo mandó escaldar en aceite hirviendo.
San Pedro chasqueó los dedos sin mirar hacia la fila de querubines rechonchos, y uno con una cara que recordaba vagamente a un bulldog (papada sobre papada y arruga grasienta sobre arruga) se acercó.
-Oye, Michelín, ve a buscar a Harold, hay una queja con este… ¿Adolf Mason?
El anciano asintió afablemente por primera vez en muchos años, mientras se colocaba bien la dentadura y limpiaba la saliva de los cristales. Tenía la impresión de que el bueno de Pedro era un enemigo temible cuando le hinchaban las pelotas, y a día de hoy, llevaban inflándoselas milenios…
El querubín se marchó, sin parecer demasiado ofendido por el apelativo cariñoso que le había dado el portero celestial. La costumbre, supuso.
En seguida llegó un hombre vestido con una túnica blanca y un libro de derecho bajo el brazo. Su cara era agradable, como la de los profesores de literatura que realmente creen que a los niños les interesa lo que están diciendo, como si tuvieran alguna suerte de traba mental que les impidiera apreciar que la mirada atenta de los chicos y las risas ahogados provienen no de sus chistes y sus lecciones, sino de que se ha dejado la bragueta abierta al volver del baño y ese día lleva los calzoncillos de Bob Esponja que su hija le regaló por navidad, con lo cual, hay un gran ojo azul y risueño echando una ojeada al mundo exterior desde su licenciado paquete.
Y Adolf odiaba con todas sus fuerza a ese tipo de individuos que rezumaban bondad por cada uno de sus cuidados poros.
-Adolf ¿No? Un placer conocerle, estudié mucho su caso.
El anciano bufó, conteniéndose para no sacudirle un bastonazo.
-No lo bastante, al parecer…
Harold pareció quedarse algo confuso con la respuesta.
-¿Perdone?
El anciano dio un paso atrás y extendió los brazos para que el chico pudiera verle bien de arribo abajo. Su traje negro a rayas, su cabello gris ralo, sus ojos disminuidos por las gafas, sus dientes amarillentos y desordenados, sus manos garrudas y por último, su inconmensurable mirada de desprecio.
-… ¿El accidente le ha desfigurado?
Preguntó, tímidamente el ángel licenciado.
-Yo diría que ya era feo de antes.
Sugirió el querubín Bulldog desde la fila india de secretarios alados y desnudos. Bueno, realmente, Adolf no distinguía si tenían una de esas sabanitas que les ponían en los cuadros renacentistas, pero desde luego, no la necesitaban, pues la barriga les hacía de taparrabos natural.
-Gracias por la aclaración, sí, mi problema no es la cara…
Contestó con toda la agresividad que pudo cargar en sus palabras, lanzando una mirada incendiaria a “Bulldog”.
-¿Entonces?...
Harold se puso a rebuscar insistentemente en una carpeta con una fotografía de tres gatitos metidos en una cesta en un campo de margaritas que había sacado de la túnica inmaculada.
-Sí, usted es justo quien yo creía… Adolf Mason… Un mal giro en aquella carretera ¿No?
Comentó, con una sonrisa entre amable y nerviosa que se borró al instante de su cara al comprobar la mirada de odio profundo que su cliente le dirigía. Captó una nota mental desde su instinto de supervivencia, algo absurdo, dado que estaba muerto. Mejor no bromear con la muerte de los recién llegados. Era como los cuernos, mejor no tocárselos a uno mucho hasta que lo tuvieran asumido.
-Su caso fue difícil, sin embargo, conseguí con mucho esfuerzo que lo absolvieran.
Declaró, sonriente y orgulloso de sus acciones.
Lo cual hizo definitivamente que Adolf estallara.
-¡Oye, subnormal profundo ¿Cómo se te ocurrió meterme a mí aquí?! ¡Porque no sé si has confundido mi expediente con el de Al Gore o algo, pero tengo el infierno ganado a pulso!
Le señaló con el bastón a escasos centímetros de la nariz de Harold, quién dejó caer la carpeta al suelo nebuloso, algo intimidado.
-S-sí que lo vi, aunque pensé que usted se alegraría de que pasaran por alto sus errores de juventud…
-¿Errores de juventud? ¡Mandé construir un laboratorio secreto en una isla con una roca en forma de calavera! Eso no es un error, de juventud, es un proyecto de futuro, que, además, fue con cuarenta y siete años…
Se detuvo a coger aire, costumbre de sus pulmones de cuando aún vivía, allá por los diez o quince minutos antes… ¿Qué clase de inepto bobalicón le habían endosado como abogado?
- Es que… sus amigos siempre dijeron de usted que tenía un espíritu juvenil y a veces, era un poco inmaduro… así que sugerí juzgarlo como a un menor de edad…
Se hizo un silencio sepulcral en la antesala del cielo, con la notable excepción de la dentadura postiza de Adolf, que se coló entre dos nubes rosadas con un sonido de “¡Chup!” apagado.
Uno de los querubines se apresuró a recogerla antes de que cayera a la tierra y le partiera la cabeza a algún inocente.
-¿Qué tú qué?
Preguntó, con un habla algo pastosa por la falta de dientes, mientras el querubín le tendía, temeroso, la dentadura.
-Yo pensé que…
-Pensaste, pensaste… ¡Y una mierda! ¡De todos los ángeles agresivos y vengadores que hay aquí me tenías que defender tú! ¡No podía ser Uriel, el de la espada en llamas y la mala uva, no!
Todos los presentes allí se volvieron hacia Adolf y Harold, con una mirada interrogante y curiosa, preguntándose interiormente si esos pollos se montaban a menudo allí arriba. Quizás eran espectáculos preparados, como en Port aventura y Disneyland.
-Bueno, estoy seguro de que no lo pasará tan mal aquí arriba…
-Oh, no, eso sí que no. Aquí no me quedo ni de coña…
Comenzó a retroceder, con cuidado, hasta palpar con la suela de sus caros y brillantes zapatos negros que ya no había más nube tras de sí.
-Estese ahí, justoooo aaaahíííí… No deee un pasooo mássss…
Susurró Harold, con las manos extendidas hacia él, como si fuera un terrorista armado y peligroso apuntándole a la entrepierna. Adolf sonrió. Puede que hubiera encontrado una salida más rápida a su estado actual que la que le ofrecían aquella panda de santurrones.
Total, había dejado un par de asuntos pendientes antes de que aquel estúpido GPS le indicara girar a la derecha junto a una curva peligrosa mientras él buscaba la patilla de las gafas que acababan de desprenderse sobre su regazo. Además ¿No decían que nunca era tarde?
Sí, aún podría hacer algo con ese proyecto de conquista mundial que había estado incubando.
Ante aquella multitud en espera, Adolf Mason hizo un corte de mangas con una mueca macabra por sonrisa, antes de dar un paso más hacia atrás y caer en picado desde lo más alto del cielo y desaparecer de sus vistas.
Todo volvió a quedar en silencio, hasta que San Pedro levantó la vista, pudo deducir lo que había pasado y resumir la impresión general de todos en una frase histórica y sabia a la vez.
-¡Oh, venga, otro, No me jodas, Harold! ¡No-me-jodas!

domingo, 30 de agosto de 2009

Poco tiempo


Ya queda menos para el examen de latín (Día 1)
¡¡Desadme suerte!!
Al final, Sally se repuso (con una falta total de fe en el amor...pero ¿Y quién no la ha tenido o tiene?)
Yo ahora mismo, la tengo xD
Es horrible pensar que para algunos, el amor se deshace con la facilidad con la que entra una rubia despampanante y le dedica una mirada significativa ¬¬ (vale, eso no es amor, y el sueño me afecta, pero el caso es que hoy he tenido noticios de un chico al que en teoría le gustaba y al parecer, se ha olvidado bien pronto xD... él no me gustaba a mi, pero joer, me gustaría pensar que no soy tan facilmente sustituible ¬¬...)
Como no me puedo entretener mucho, aquí deo un trozo que encontré de una historia que tenía. No me guista, y lo tendré que reconstruir (Además, es de un capítulo 11, pero como es la primera vez que sale este personaje, lo dejo). No me juzguéis duramente... mejor, no me juzguéis a secas xD
Adjunto también una foto de la sesión que hicimos Sally y yo para animarla.


Paris

Detestaba el sonido de su nombre en la boca de ese hombre, siempre lo había hecho. Sonaba acuoso y cascado, como algo vetusto que resonaba un par de segundo tras ser pronunciado. Arrastraba penosamente la “s” final, y su nombre acababa transmutando en la palabra parroquia*. Puede que fuera precisamente por ello que llevaba ese nombre tan inusual, por el parecido que Enmanuel le atribuía con, quizás, lo que más amaba.

Aún en ese instante, le parecía seguir escuchándolo, repitiéndose entre el crepitar de las llamas y el crujido de la madera cediendo. Las lágrimas habían dejado de trazar surcos sobre el hollín y las cenizas que tenía en la cara, dejándosela pegajosa y tiñéndolas de negro antes de que cayeran desde su barbilla. Ya simplemente observaba las llamas consumir lo que quedaba de la cabaña, mientras iluminaban sus ojos vacíos e indiferentes, como si el baile de estas captaran todo en él.

Su padre debería estar muerto, sin embargo, todavía le parecía escuchar su nombre entre las llamas, como un aullido de dolor incontenible. Puede que no fuera más que el viento que alimentaba las brasas y espoleaba la furia del fuego.

No podía apartar la mirada de los restos incandescentes de su pasado, de su vida que se iba desvaneciendo y quedando atrás, a penas pestañeando, pues la flama le dañaba los ojos pardos, oscuros.

Y a parte de eso, sentía que el dolor le había sesgado por completo los nervios, había apartado a su mente del mundo. El dolor había acabado matando todo lo que quedaba en él. No podía sentir nada en absoluto, a parte de la sequedad del calor, de como sentía su piel cuartearse bajo aquella atmósfera opresiva. No podía ver más allá de la fatiga física. En el fondo, temía que en cualquier momento, recuperara su capacidad para hacerlo, pues sabía lo que le esperaba en ese caso.

Más, en ese instante, simplemente se quedó en silencio, arrodillado, magullándose, sin importarle, en verdad, las rodillas contra el suelo de grava, ni limpiarse las cenizas de la cara, ni siquiera volver a llorar. Ladeó la cabeza, y se dejó caer sobre el suelo para adoptar una postura menos incómoda para seguir observando el fuego. Era tan hipnótico, y en cierta manera, sentía que era lo único que en ese momento importaba. Las lenguas se elevaban al cielo, que iba oscureciéndose progresivamente, danzando en contraste con la negrura del firmamento que se iba extendiendo a su alrededor. Mientras permaneciera junto a las llamas, no podría alcanzarle. Mientras sólo hubiera lugar para el fuego en su mente, la oscuridad, lo que acababa de suceder, sus manos manchadas de sangre... nada podría alcanzarle.

Seguía escuchando a su padre llamarle desde el interior de la casa, suplicante.

Puede que, después de todo, sólo fuera el viento...


·····


*Juego de palabras entre Paris y Parish (parroquia)

jueves, 27 de agosto de 2009

Sally


Aish... estoy preocupadísima por Sally...
Ahora mismo necesita un apoyo que no tiene... (Yo vivo lo suficientemente lejos como para entorpecer mis intentos de pegarme como una lapa en caso de catástrofe).
Pero por mis cojones (que no tengo, quizás no es la expresión adecuada...) que voy a estar allí ¬¬...
Como ella me ayudó con mis propios fracasos.
Y su caso no lo puedo entender...de repente...
Sin más explicación, la frialdad...
Que asco de hombres -___-
La vuelven a una loca y luego donde dije digo, digo Diego ¬¬ (Habló quien pudo, también... Soy un completo desastre caprichoso para las relaciones amorosas).
Si al final lo mejor es hacerse ermitaña, comprarte una casa en el monte y vivir en armonía con la naturaleza y todos las criaturillas peludas y antihigiénicas de Dios (aunque sea atea, cosas de la vida)...

**Minutos después**

Sí, esto es horrible. Me siento impotente. Mañana cojo el primer bus a órgiva.
Espero que no me haga tonterías.
Por lo que más quiera, que no me las haga...
Cogeré la pulsera que ella me regaló de Best friends y me encaminaré allí, pero ciertamente, no sé que decirle... No sé como paliar el dolor, porque yo lo afronté de otra manera, sin embargo, a ella se la está comiendo...

martes, 25 de agosto de 2009

Latín... la lengua zombie (muerta, pero dando guerra)


Dios, tengo la capacidad de concentración de un pez (Y sí, soy consciente de que tienen 3 segundos de memoria...dicen por ahí que sólo algunas especies, pero bueno, que yo sería de esas, de la especie tonta).
Pronto será el examen de latín y tengo pocas ganas, la verdad (¿Quién en su sano juicio y su sana dosis de flojera adolescente y veraniega tiene ganas?).
Tengo, realmente, ganas de cualquier cosa menos eso.
Y cuando te pones a barrer, fregar los platos y planchar como "descanso", ya es que tienes que estar muy harta.
Quizás sólo en mi caso, que arrastro un síndrome crónico de la vaguería (me da la impresión de que vivo para estar tumbada ¬¬).

Justo ahora que tenía algún contacto humano en el pueblo, tengo que recluirme a estudiar...
Llevaba años sin establecer amistad con nadie del pueblo, y el otro día surgió por casualidad. Empecé a hablar con una vieja amiga y ahora casi todos los días nos vemos para charlar y ver una peli (Es una tontería, pero me siento realizada, otra distinta a la que era cuando dejé de lado todo contacto con la gente de lanjarón).
Y esto me lleva a un pasaje de "IT", de Stephen King, ese tocho de 1500 páginas aproximadamente que me estoy leyendo (en verdad, algunos libros de Stephen King, si consigues aislarlos de la idea de terror barato a la que se le asocia a raíz de algunas de las películas que han hecho de sus libros, lo considero un buen escritor (mi favorito, pero como ya veréis, tengo mal gusto xD, sin querer ofender a Mr. King, a quien idolatro)).
El caso es que la Señora Uris, en cierta parte del libro, tiene una casa sobresaliente en un barrio rico de la ciudad, un marido encantador, un buen trabajo, y van prosperando aún más allá de eso.
Pero no puede dejar de ser, de alguna manera, no puede olvidar, el sonido de la gravilla bajo sus zapatos de fiesta la noche en la que no la dejaron entrar en la celebración de fin de curso del instituto por ser judía. No puede deshacerse del odio que sintió esa versión adolescente de si misma, caminando junto su acompañante hasta el coche, escuchando, a lo lejos, una risa estridente que le heló la sangre.
Me pregunto si no recordaremos todos, de esa misma manera, el sonido de los zapatos en la grava de nuestra vida, nuestros ecos del pasado. Puede que yo nunca deje de ser y de sentir cosas que preferiría olvidar...

Nota: No debería quitarme horas de sueño para leer estas cosas xD

Al menos, no soy siempre la adolescente que fui o eso espero, porque tenía muy poca cabeza... menos que la de ahora, que ya es decir ¬¬U)

PD: Siento la sarta de tonterías... es que uso ésto como diario, a falta de uno de verdad (el que tengo es uno de cuando era pequeña de las Witch, pero paso de usarlo...una tiene algo de dignidad todavía) así que, disculpad xD
PD2: Siento también el chiste malo del título... tenía que hacerlo xD

martes, 18 de agosto de 2009

Louis


Supongo que les echo de menos de la misma manera en la que se añora a un amigo que no está, sólo que a ellos sé que los volveré a tener, aunque sea por unos miseros seis capítulos más xD
Este dibujo lo he hecho hace un rato... El atolondrado Louis.
La historia de su creación es algo extraña...al principio, iba a ser lo contrario de lo que al final fue. Iba a ser como su padre, un cabronazo, pero al final se impuso su aire de atontado sin remedio, su alegría y su inocencia.
Siento decir que a veces me parezco a él ¬¬... me gustaría más parecerme a Lance, mi vampiro personal, que tiene más estilo... que se le va a hacer...
Personalmente, creo que se da un aire a Ozzy, un amigo (Se cogió este sobrenombre por Ozymandias, de The Watchmen, a pesar de que a él le pega más Búho nocturno U_U), aunque últimamente esta creciendo, y ya no se le parece tanto...
En definitiva, Louis a parte de ser el motor de una historia, es una faceta mía, lleva incrustados trozos de mi personalidad, indivisibles, y supongo que tal vez por eso soy tan dura con él, tanto como con Christian y Angelique (más personajes).
Algún día los pasearé por aquí...
Le echo de menos, al igual que añoro a mis amigos de la residencia...
Espero que al volver, los recuerdos no me asfixien ¬¬U.

lunes, 17 de agosto de 2009

Leer, leer, leer...


Se me ha abierto el apetito de libros de nuevo...
Y esta noche ponen la reina de los condenados, y yo sin tenerla terminada (Normal, la empecé ayer...bastante es que voy por la doscientos y algo...)
Tras devorar el pistolero y encantarme, tengo que hacerme como sea con los siguientes libros de la torre oscura... y los tomos de Gravitation!!
Espero que mi padre se acuerde de que me debe regalos de cumpleaños...
Como siempre, esto es sólo un preliminar, un entrenamiento de la escritura...
Espero que se refleje en mi manera de escribir, porque si no ¬¬... Con lo lenta que soy aprendiendo, voy yo lista...
En fin...

domingo, 16 de agosto de 2009

Gracias por las calabazas


Creo que nunca supe entender un "no"...
Le temía y lo rehuía a toda costa.
Supongo que hoy he afrontado mi primer "no" definitivo, y sinceramente... ha sido malo, pero no tanto como esperaba...
No me ha matado, al menos...aunque hace tiempo que comprobé que nada de esto te mata, y sólo te queda en ese caso la opción de avanzar, o quedarte estancada, volviendo una y otra vez al mismo sitio. He pasado por fin ese punto...
Y no me arrepiento (supongo). De todas maneras, él ya me ha salvado en cierta forma, me ha enseñado que no estaba viviendo... Hace a penas unos días leí en un libro de Terry Pratchett algo relacionado con eso... No son sus palabras textuales, pero eran algo parecido:

"¿Y cómo era vivir haciendo algo que en verdad no se quería hacer?
Era como estar muerto, pensó Magrat, sólo que peor, porque estás vivo para sufrirlo"

Él puede pensar lo que quiera ya y decir lo que sea, pero el trabajo ya está hecho, y me temo que lo quería demasiado como para deshacer lo andado. Sólo me queda eso, mirar hacia adelante sin olvidar los errores ni mucho menos los aciertos. En ningún momento pensé que fuera un error lo que sentía, y aunque haya que olvidarlo...fue bonito unilateralmente mientras duró.

Sí, me lo estoy tomando demasiado bien...me asusta estar interiorizándolo, pero ¿Qué más dará?
Por ahora sólo quiero dibujar, leer y escribir hasta reventar.
Y salir, y hablar con mi mejor amiga, y conocer gente, y ver películas...
Y vivir. En definitiva, sólo eso...

(Tendré que estudiar entre medias, por taruga... -___-)

No me he muerto, esto me ha resucitado.
Desde luego, sí que puede pensar que todo eso no lo ha hecho él, debe de ser mucha responsabilidad todo eso de que alguien te quiera (yo no lo creo así, es más, le eximo de toda carga que puedo implicarle) pero, si algún día lee esto: Sí, tú lo has hecho, deja a un lado la falsa modestia y admítelo, capullo. Me has salvado.

Yo, por mi parte, que no estoy esta noche por bailar sevillanas, simplemente esperaré a que todo pasé, a hacer Muffins de chocolate con Sally mañana por la tarde, a inflarme de buscar shonen ai en deviant art, ver Kuroshitsuji y leer mangas de gravitation (Cada uno se anima con lo que puede... me gustaría animarme con otras cosas, pero es lo que hay -__-)

Dios, visto lo visto, deberían rechazarme más a menudo ¬¬... (a los posibles modelos y actores rubiales famosos:esto último, por si acaso, no iba en serio...)

¡Hasta mañana, que ya estoy molida! Un capi más de Kuroshitsuji y a dormir como una piedra...